Los diamantes no tienen ningún valor
“Los diamantes son un símbolo de amor eterno”, “Los diamantes son el mejor amigo de una chica”: ¿te resultan conocidas esas frases? ¿Qué pensarías si, por el contrario, alguien te dijera que los diamantes no tienen ningún valor? ¡Es cierto! Los diamantes no tienen ningún valor más allá del que psicológicamente les podamos otorgar y por el que estemos dispuestos a pagar. Dar anillos de compromiso de diamante es una “tradición” que surge a raíz de una campaña de publicidad de 1938 (hace ni siquiera 100 años), y con el tiempo, también a través de campañas de mercadotecnia, se convirtieron en un símbolo de estatus. Nada más que eso.
Los diamantes no tienen ningún valor
¿Por qué alguien diría que los diamantes no tienen ningún valor si son tan caros? Por las siguientes razones:
- No son escasos. Antes de 1870, los diamantes eran muy poco comunes. Solo se encontraban, por ejemplo, en la corona de algún rey. Pero ya no es así a partir del descubrimiento de minas inmensas de diamantes en Sudáfrica y en Rusia. Es cierto que obtenerlos es una tarea sumamente laboriosa, pero ello no los convierte en un elemento raro. Además, económicamente no lo son por un sencillo motivo: la oferta excede la demanda.
- No se pueden revender. Los diamantes típicamente tienen entre un 100% y 200% de ganancia para el vendedor, que lo compra a precio de mayorista. Si un cliente quisiera revender su diamante a la joyería que se lo vendió, el establecimiento tendría que comprarlo a un precio similar al que obtuvo del mayorista, lo cual podría significar un insulto para el cliente o menoscabar la noción de que “los diamantes retienen su valor”. Si el mismo cliente quisiera vendérselo a otra persona común, la tarea es igual de complicada. A diferencia del oro y de la plata que mantienen su valor en el tiempo porque pueden fundirse en distintos artículos o son intercambiables entre ellos (de la misma manera que un billete de 10 dólares puede intercambiarse por 10 billetes de 1 dólar), no es posible transformar un diamante para convertirlo en otro. Además, existen varias categorías para establecer el valor de uno de ellos (kilates, color, corte y calidad) que imposibilitan el comparar en igualdad de circunstancias como para obtener el mismo valor de un diamante en otro. Un diamante no es una inversión.
- Geológicamente no son nada extraordinarios. No son muy diferentes a la punta de grafito de un lápiz, por ejemplo (y de hecho ya existen diamantes elaborados a partir de ese mismo grafito).
Si “los diamantes no tienen ningún valor intrínseco”, de acuerdo al mismo presidente de De Beers (la compañía que controla a nivel mundial la exploración, minería y venta de diamantes), ¿por qué los deseamos tanto? ¿Por qué pensamos que hay que pagar “2 meses de salario” por un anillo de compromiso? ¿Por qué creemos que son tan escasos? ¿Por qué nos parece que son un símbolo de estatus? Este video, con subtítulos en español, contesta estas preguntas:
Fuentes:
Acción Preferente (2016). Los diamantes son una farsa, ya es hora de dejar de comprometernos con ellos.
The Huffington Post (2013). Diamonds Are Bullshit.