Recoger conchas afecta los ecosistemas
Estamos en pleno verano (austral) y muchos de nosotros hacemos algo en estos días: ir a la playa. Además, ahora, como desde chicos, nos gusta recoger conchas de la playa. Sea porque nos parezcan bonitas, porque queramos una, o por sencilla inercia porque “estamos en la playa”, recoger conchas es un pasatiempo que en apariencia es inofensivo. Sin embargo, investigaciones recientes apuntan a que, en realidad, con el tiempo verdaderamente puede llegar a afectar el ecosistema local.
De 1978 a 1981, y luego de 2008 a 2010, se ha estudiado la playa Llarga, en España. En ese lapso, la cantidad de turistas se ha multiplicado por 30, mientras que la cantidad de conchas se ha reducido en 70% durante julio y agosto, y en 60% el resto del año. Sin nuevo crecimiento urbano en sus alrededores desde los años 1970, y sin nuevas zonas pesqueras, todo pareciera indicar que el aumento de turistas es la única razón por la cual las conchas se están acabando en esta playa.
Las conchas cumplen numerosas funciones en un ecosistema. Proveen un hogar o una superficie a la que que diversos animales marinos pueden adherirse, como algas, praderas marinas, esponjas marinas y otros micro y macroorganismos.
Por ejemplo, los cangrejos hermitaños necesitan conchas para poderlas emplear como una armadura protectora, mientras que algunos peces las utilizan para esconderse de sus depredadores. Así, las conchas cumplen objetivos que van desde la continuación de un ecosistema marino hasta servir de ayuda para que aves puedan construir sus nidos.
Por lo tanto, recoger conchas en la playa puede dejar a diferentes animales sin los medios necesarios para conseguir algo que cualquier ser vivo, por naturaleza, intentará seguir haciendo: vivir.
El líder del estudio, Michał Kowalewski, de la Universidad de Florida, expone que los humanos ciertamente pueden afectar un ecosistema a través de actividades aparentemente inofensivas. Por eso, agrega, es necesario llevar a cabo más investigaciones para entender el impacto que recoger conchas pudiera tener en los ecosistemas. Las Bahamas, por ejemplo, es uno de los países que reconocen esa tendencia como una amenaza, pues limita la cantidad de conchas que un turista puede exportar sin permisos especiales. La recomendación, en todo caso, es bastante sencilla: si vas a la playa, no recojas conchas.
Fuentes:
Stephenie Livingston-Florida (2014). Shell-seeking Tourists Leave Beaches Exposed.
Michał Kowalewski, Rosa Domènech y Jordi Martinell (2014). Vanishing Clams on an Iberian Beach: Local Consequences and Global Implications of Accelerating Loss of Shells to Tourism - Investigación publicada.